miércoles, 27 de mayo de 2009

En honor de un maestrazo latinoamericano, que nos ha compartido y muchas veces prestado sus palabras y pensamientos a nosostros sus asiduos. No se si sea el mejor que escribió o el mas adecuado para estos momentos, pero es el que mas me conmueve e identifica en estos momentos. Que no te falten hojas para usar esas plumas, desacansa en paz maestro...

Rostro de vos


Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.

Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.

Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.


Mario Benedetti
Mario Benedetti en Yucatán.


Jesús Mejía

Lo tuve frente a mí. Su bigote entrecano sólo resaltaba más su sonrisa, no pícara, ni condescendiente, sino el del viejo que perdona travesuras, porque al fin y al cabo, decía, los jóvenes tienen que probar de todo.

Recuerdo haberlo conocido en persona, en una conferencia de prensa en 1995. Enfundado en un saco a cuadros, parecía más un padre entrado en años, dispuesto a consentir, dar consejos y dar una moneda a los ahijados. Su aspecto no contravenía con sus actitudes: amable, bonachón, sonriente.

Los periodistas fuimos citados a un hotel español en Paseo de la Reforma, en pleno corazón de la ciudad de México. Iba a dar a conocer un recital de música y poesía junto con el guitarrista y su paisano uruguayo, Daniel Viglietti. Sin embargo, en el salón donde se encontraba el escritor, había más seguidores que periodistas.

Alguien corrió la voz que Benedetti se encontraba en el lugar y como abejas llegaron personas de todas las edades a saludarlo, mirarlo, a reconocer al ser de carne y hueso que había sido capaz de revelarles en su poesía la belleza oculta de las metáforas y las letras, y en sus novelas la inmensidad del amor y la tristeza.

Con Benedetti entré al terreno de los libros, de la lectura. Una amiga periodista, Patricia Rosales, me obsequió un libro de apariencia sencilla y de título adusto: La Tregua. Ese libro liberó mi espíritu de la ignorancia, de la bestia banal y superficial que nos convierte el consumismo y la televisión.

Con La Tregua, que después fuera llevada al cine, conocí la esperanza, el afecto que siempre encuentra, como un palomo herido, un nido que lo resguarde. Y vinieron otras lecturas. Primavera con una Esquina Rota y los libros de poemas.

Mario Benedetti estampó su firma en mi libro Poemas de Oficina. Su caligrafía, de trazos elegantes, resueltos, góticos, lo evidenció como un amante de las bellas artes.

Se ha ido. Atesoro el libro con su rúbrica, en mi librero en esta ciudad de Mérida, ciudad que pudo haber visitado y haberse quedado a vivir en sus años de exilio, porque amaba eso: la vida sencilla, sin tanto trajín, como ese accidente de tránsito que sufrió en la ciudad de México en 1997 y a la que jamás volvió.

Sus libros están disponibles para los espíritus ociosos, errantes y despistados. Para quienes no lo conocen, será una agradable sorpresa.
Jesús Mejia
Periodista, ha trabajado en NOTIMEX y publica en diversas revista de importancia, actualmente trabaja en el quipo de prensa de la Gobernatura de Morelia.

sábado, 2 de mayo de 2009

ASÍ ES ESTO... ¡MALDITA SEA!!

ASÍ ES ESTO...¡MALDITA SEA!


Viajando en el otrora hermoso y orgulloso metro de la Ciudad De México, caras tapadas con paños azulosos llenos de alientos ansiosos y desalientos cobardes; nos aterra la idea de un ser invisible y nauseabundo, nos aterra la idea que la vida sea breve, leve.

¿El miedo nos rige, nos dicta, nos gobierna?

Así es, el miedo nos paraliza y nos entume; el uso de la razón es algo que el mexicano común ve con desconfianza y lo asume como un defecto y una fantasia; lo que rige es la falacia de la vida irreal de la crisis, la sensación de seguridad financiera que se recita a cada hora en una televisión vacua temerosa del compromiso ideológico que es menospreciado por el afán de una mentirosa objetividad, cobarde objetividad.

Es el miedo el que nos empuja a temerle a la verdadera democracia, el que nos impide apoyar las opciones distintas por ser peligrosas para México según reza la teología de la empresa, esa empresa acomodada que no sobreviviría en medio de una verdadera competencia sin la protección del compadrazgo putrefacto que es llamado “empresa socialmente responsable” que los ha protegido por largos eones de lamentable obesidad.

Y que decir de los lideres que merecemos por nuestra tibieza, los que se llaman elegidos por las mayorías cuando no alcanzan mas del 15% de la votación real de los mexicanos; esos lideres que culpan todo lo que sucede al atemorizador mundo exterior por ese inmenso pánico que les da la responsabilidad de los actos y consecuencias de sus propias acciones; o la triste figura del encargado de la economía diciendo que cualquier esperanza de recuperación esta mas allá de sus mediocres manos esperando la lenta y caprichosa recuperación del gigante tirano, aceptando tácitamente que su mediocridad ha impedido una construcción solida de la economía, que permitiera una verdadera autonomía de decisión y una real independencia que permita tomar disposiciones propias y realistas.

El miedo ciega, paraliza, entumece; peor lo peor es que nos vuelve ignorantes, sosos, sin curiosidad alguna.

El verdadero temor que tengo es a la pasividad de mis paisanos, que por miedo a un bicho invisible y nauseabundo, no ven a la bestia monstruosa de pegajoso odio y viscosa podredumbre que se abalanza sobre nosotros; el doble de desempleo en este sexenio, el dólar es mil veces mas caro y somos mil veces mas pobres hoy que hace 30 años, la salud esta en franca decadencia por la mala alimentación, las nuevas generaciones son fisiológicamente mas idiotas, la falta de educación nos esta dividiendo en lo esencial y nos une en lo trivial, el desprecio sistemático a las artes y el pensamiento, la viciosa adicción a la moda superflua, el espectáculo soez y vulgar, se mueren miles en aras de una guerra estúpida contra una narcotráfico creciente que no le importan los muertos sino lo que trafica y vende cada día mas y con mayor libertad, la eterna corrupción que tapa las arterias de los gruesos funcionarios.

Tal vez el virus es el menor problema que enfrentaremos estos años, todo fuera como ir al medico por una fiebre totalmente curable…

Así es esto… ¡Maldita sea!




MRA